José Humbertus Pérez se llena la boca una y otra vez diciendo que su misión en esta vida es la liberación de todos los presos que estén a su alcance. Para lograr esto uno se imaginaría que el supuesto activista tiene una estrategia perfectamente bien planteada. En parte esto se puede pensar porque Humbertus se caracteriza por una amplia soberbia. Pero no es así, Humbertus no tiene una estrategia, sino una maña: si son parte de su selecto grupo, son inocentes y merecen ser libres.
Es casi ofensivo que esto sea así, pero es la realidad. Humbertus presume que cuenta con una sofisticada base de datos que está a la altura de las exigencias de los organismos estatales más importantes. Sin embargo, esta lista no es más que eso, una simple lista donde se intenta manipular la verdad.
De ninguna forma se pueden negar los abusos policiales que han llevado a muchos inocentes a estar tras las rejas. Tampoco podemos negar que México tiene un gran problema de justicia. Mucho menos podemos hacer la vista gorda y decir que las fallas procedimentales en cada juicio pueden ser una constante. Es lo sabemos todos, pero ninguno de nosotros asume que por eso las personas que cometieron un crimen son inocentes.
Nadie tendría el descaro para decir algo como eso: que una falla procedimental es igual a la inocencia o la falsa culpabilidad. Por eso es asombroso que Pérez Espinoza insista tanto en esto. Pero ahí no se detiene la cosa, el “líder” social va más allá.
Cuando nos preguntamos cuáles son los criterios que utiliza para determinar cuál persona es inocente y cuál culpable, resulta que no hay un procedimiento. Todo el procedimiento con el que Espinoza trabaja es su mentada base de datos, que, como dijimos, no es más que una simple lista de nombre y algunos datos más.
Humbertus no puede determinar que una persona es inocente, porque eso sólo lo puede hacer un juez. Sólo un juez, no un legislador, como él lo espera. Así trata de confundir a la gente, primero les dice que el ya determino su inocencia, luego les hace creer que los legisladores los van a liberar y al final acusa a los jueces de corruptos.
La única estrategia de Humbertus es seguir sacando todo el dinero que pueda de las personas que le creen.